Hace diez años, e incluso menos, el rock colombiano contaba las mismas historias año tras año. Los grupos de siempre, los festivales de siempre y los bares de siempre no dejaban a los espectadores sorprenderse. No había mucho por contar más allá de Aterciopelados, al menos en el ámbito internacional.
Los músicos más dedicados a la investigación decidieron enfocarse en rescatar los ritmos tropicales y crearon un ejército de agrupaciones que empezaron a darle la vuelta al mundo en todo tipo de escenarios, desde los más especializados hasta eventos totalmente comerciales. Son pocos los festivales de Europa de músicas del mundo en los que no ha estado una agrupación como La 33, Meridian Brothers, Frente Cumbiero, Ondatrópica o Puerto Candelaria; y ya parece normal que Bomba Estéreo y Chocquibtown se presenten en los Grammy Latinos, algo solo reservado antes para estrellas del pop como Juanes o Shakira.
El rock, una palabra cada vez más difícil de definir, estaba abandonado. Solamente parecían existir versiones criollas de las leyendas internacionales y muy pocos grupos que le apostaran a la exploración y lograran sobrevivir a los oídos cerrados del público nacional, ávido de metal y con una notoria alergia a la innovación.
Sin embargo, una nueva generación de músicos decidió ponerse en la tarea de cambiar ese escenario y producir música con calidad. Al lado de ellos, empezaron a surgir decenas de iniciativas públicas y privadas para profesionalizar la industria musical.
Al tradicional Rock al Parque y sus equivalentes en otras ciudades como Altavoz, Ibagué Ciudad Rock o Manizales Grita se sumaron, además del gigantesco Estéreo Picnic, otros independientes como La Coneja Ciega, Festival Anaranjado, Hermoso Ruido y el Antiroscas en Bogotá; más el Unirock de Cali, el Miche Rock Festival de Barranquilla y el Breakfest en Medellín, entre muchos otros.
Si bien, aún no está claro si habrá unos nuevos Aterciopelados, el nivel en las producciones subió y, principalmente, la calidad de las presentaciones en vivo.
Para esta edición especial, rescatamos aquellos nombres bogotanos recurrentes en todos esos festivales que consideramos tienen la mayor proyección internacional, los grupos que no desistieron y ahora son la nueva generación del rock capitalino. Ya pasó por nuestros micrófonos Telebit en una radiografía dedicada a su más reciente álbum ‘Doce vientos’, y el pasado mes de diciembre hablamos con cuatro grupos bogotanos que presentamos en este Colombian Roll.
Revólver Plateado
Luego de la ruptura de Poper, Mauricio Colmenares emprendió un nuevo proyecto artístico en el que explora los aspectos más oscuros del ser humano. Este viejo amigo de Latin-Roll nos cuenta cómo surge esta nueva agrupación, con sus compañeros Rodolfo Angulo en el bajo, Rodrigo Díaz en la batería, Santiago Izaciga en la guitarra y Santiago Pineda en la guitarra y teclados.
LosPetitFellas
Caracterizados por una impecable presentación en vivo, estos bogotanos nos cuentan sobre su obsesión con los ensayos y su determinación a siempre brindar un espectáculo distinto a su público.
Oh’laville
Mateo Paris, Andrés Toro, Andrés Sierra y Luis M. Lizarralde nos hablan de Anaranjado, su más reciente álbum y del reto que representa no cantarle siempre al amor.
Árbol de Ojos
El vocalista de este grupo, Camilo Maldonado, habla con Latin-Roll sobre cómo los integrantes de la banda volvieron a la adolescencia y a los sonidos crudos, justo antes de lanzar su segunda producción y de cumplir diez años de trayectoria.